La pandemia mental

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En estos días pocas personas o gobiernos prestan atención a las implicaciones mentales que el Coronavirus está teniendo en la sociedad. Muchos obvian el poder que tenemos nosotros los seres humanos en nuestra propia estabilidad emocional. El neurocientífico argentino Facundo Manes afirma que la pandemia ha incrementado las desigualdades sociales de una manera sorprendente, y se ha potenciado aún más con el uso de la tecnología.

Este especialista critica abiertamente cómo la sociedad y los gobiernos no han invertido en programas de rehabilitación y programas de apoyo a todas estas personas que están pasando por un mal momento durante la pandemia, porque lo cierto es que esta pandemia de salud mental perdurará más que el propio COVID-19. Es más, sus secuelas podrían ser funestas para las próximas generaciones.

¿De aquí sale la valiosa pregunta de si existe una vacuna para la salud mental? ¿Puede la humanidad simplemente reiniciar el “chip” y volver a la normalidad una vez la pandemia acabe? Pues la respuesta es que no, y los gobiernos deberían ya de estar invirtiendo mejores recursos, más allá que los servicios de psiquiatría en los hospitales. Se debería de estar enfocado en acciones comunitarias que le enseñen a la población cómo manejar los niveles de ansiedad, angustia, desesperación, entre otros.

El experto también afirma que, si bien es cierto que la tecnología ha tenido un impacto positivo a la hora de mantener comunicada a la humanidad durante el aislamiento, el uso excesivo de las redes sociales podría hacer que el imaginario se distorsione de la realidad, creando un estado mental de alucinación en algunas personas.

Este uso excesivo de la tecnología afecta nuestra capacidad de memoria y nos hace perder habilidades cognitivas tan claves como el altruismo y la creatividad misma. A su vez, nos está haciendo perder el significado y valor de la humanidad. Necesitamos compartir con otros seres humanos en persona para tener empatía con el prójimo y las herramientas tecnológicas no ayudaban  a esto antes de la pandemia, ahora mucho menos.

Según el especialista, ahora mismo los más afectados son los menores de 20 años que aún no han desarrollado sus habilidades cognitivas por completo. De igual forma, las mujeres han sido víctimas de la agresividad de la sociedad en su contra desde que estalló el COVID-19.

En conclusión, ignorar los problemas de salud mental en este momento es dar paso a una mega crisis en un futuro cercano en donde los índices de criminalidad, deserción escolar, vandalismo, entre otros, solo se triplicará.

En una sociedad moderna, donde no se conoce la empatía, los buenos modales y mucho menos las buenas costumbres, ahora con el COVID-19 consumiendo nuestros cerebros en medio del encierro, este reto parece más amenazante aún.