La pandemia mental

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Pocas personas han pensado en los efectos que tiene esta pandemia en la salud mental del individuo, y de qué manera los factores de stress están inundando nuestra capacidad mental y sumergiéndonos en una transformación mental apocalíptica.

El primer cambio que podríamos hacer, si necesitamos ayuda, es admitir que necesitamos la ayuda y buscar el apoyo de psicólogos o psiquiatras. Es que los problemas suscitados por el COVID-19 parecen no tener fin. Y no me refiero a los problemas económicos o laborales. Me refiero a los altos niveles de suicidio, depresión, riñas y trifulcas que se están dando en cada uno de los sectores de la sociedad.

La humanidad se ha vuelto más hostil y agresiva. Cualquier cosa es un punto de ataque entre dos o más individuos, y es sobre ese tema que les quiero hablar sobre el poder de la pandemia mental. La sociedad ahora mismo se ha convertido en una especie de juego del sobreviviente, en donde los más poderosos – ya sea a nivel emocional, mental o económico  saldrán vivos de esta pandemia y los que aparentemente no dejarán de existir.

Antes de la crisis del COVID-19 los altos costos económicos que enfrentábamos ya eran aterradores y, sin embargo, aún en nuestra época de bonanza nuestros gobiernos dedicaban menos de un dos por ciento del presupuesto nacional a la salud mental. Es decir, el 80% de las personas que sufren de algún problema mental no tienen acceso a recibir esta atención.

Sin importar si los gobiernos de los países desarrollados digan que hay líneas telefónicas y otras herramientas habilitadas para estos fines, aquí nos referimos a un servicio de calidad y a un acompañamiento específico para aquellos que están sufriendo de algún problema mental.

La pandemia ya ha afectado nuestros sueños personales, nuestra relación con nuestros familiares, parejas y ni contar con el alto índice de divorcio a nivel global. Todo esto da traste a un caos emocional que luego se traduce en algún factor mental. Esto lo podemos ver hasta en los mejores sectores de la nación, en donde mandatarios se culpan los uno a los otros, los religiosos ahora maldicen algunos feligreses, y padres e hijos se atacan mutuamente. Todo esto son factores generados por el aislamiento, el abuso de fármacos y la presión social que esta pandemia ha generado.

Por lo tanto, concluyo, que la pandemia del Coronavirus ya está dando paso y cultivando el próximo desastre social que será la pandemia mental, en donde veremos a individuos afectados a tal punto que no podremos contar con los recursos sociales suficientes para socorrer a tantas personas al mismo tiempo.

El tema ya se ha salido de control y aún los gobiernos mundiales no reaccionan a esta problemática.  La pérdida de ingresos y otros compromisos han dado paso a muchos trastornos mentales, incluyendo a un alto nivel de suicidio.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, se estima que en el 2020 solo el 51% de 194 países tenía un plan nacional para la salud mental. Incluso, este organismo alertó al mundo desde el principio de la pandemia que se debía de invertir cuanto antes en la salud mental de los ciudadanos, porque esto podría empeorar con el tiempo.

Sin embargo, pocos países han invertido realmente en esto. En ciudades como Chicago y Nueva York se puede observar cómo el número de indigentes con problemas mentales se ha cuadruplicado en tan solo dos años, y en el 85% de los casos de asaltos, violación sexual u otro tipo de crimen han sido perpetuados por personas con condiciones mentales. A esto se le suma la gran crisis de opioides que llegan a nuestras calles y al abuso indiscriminado de alcohol, producto de la propia depresión.

En resumen, nuestros gobiernos deberán de tomar cartas sobre el asunto para corregir cuanto antes el camino que llevamos como sociedad, antes de que sea muy tarde.