Aproximadamente un millón de neoyorquinos podrían convertirse en desamparados

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Mientras la ciudad de Nueva York combate la mayor crisis sanitaria de este siglo, otra crisis humanitaria se está gestando en la ciudad al darse a conocerse que más de 930 mil personas tienen dificultades para pagar sus alquileres, principalmente por la crisis económica que ha dejado a su paso la pandemia del COVID-19.

Muchos de los encuestados expresaron que sus esperanzas se encuentran en la posible ayuda que el gobierno federal del presidente Joe Biden puedan dar al estado para poder palear la crisis y reactivar la economía. Manifestaron que, si no encuentran algún tipo de soporte, simplemente terminarán viviendo en las calles o refugios de la ciudad, los cuales actualmente ya se encuentran a máxima capacidad, tal y como reconoce el gobierno local.

Según datos dado por autoridades de la ciudad, la cantidad de personas que merodean por calles, parques e infraestructura de transporte público ha aumentado significativamente en el pasado año, sobre todo porque muchos prefieren estos lugares a los refugios de la ciudad por entender que estos últimos no tiene la higiene necesaria y son altamente peligrosos.

La organización WIN, que se encarga de proveer refugios a los desamparados, ha expresado su preocupación a la prensa local principalmente al notar el gran aumento de personas en vulnerabilidad y a punto de perder sus casas. La presidenta de esta organización, la señora Christine Quinn, expresó que la situación actual podría crear una crisis en los refugios para personas sin viviendas a un nivel sin precedente.

La crisis de los desamparados, se basa en una investigación realizada por la organización WIN en la que se destaca que el cierre de la ciudad a causa del COVID-19 ha derivado en una crisis existencial, siendo las comunidades afroamericanas y latinas las más afectadas. El informe también destaca las estadísticas del Contralor municipal de la ciudad en donde se establece que el 34% de los niños hispanos, el 27% afroamericanos y 20% de los niños asiáticos han entrado al umbral federal de pobreza, esto en comparación con sus contrapartes la comunidad blanca en donde solo el 16% se han visto afectados.