Reajustar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para un mundo pandémico

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Mientras el COVID-19 golpea al mundo y a su economía, es hora de repensar los caminos sostenibles para nuestro planeta. Esperar que la globalización y el crecimiento económico financien las olas de inversión y desarrollo verde ya no es realista. Es poco probable que haya suficiente dinero o atención para desterrar la pobreza y la desigualdad, ampliar la atención a la salud y atajar la pérdida de la diversidad biológica y el cambio climático con la mira puesta en 2030. Se espera que la economía mundial se contraiga al menos un 5% este año y el plazo para la recuperación es de años.

El virus ya ha matado a más de medio millón de personas, ha perturbado los medios de vida de miles de millones y ha costado billones de dólares. Se avecina una depresión mundial. Estados Unidos y otras naciones se ven envueltos en protestas contra la desigualdad estructural y el racismo. Y las tensiones geopolíticas entre las superpotencias y los estados nucleares están a niveles no vistos en décadas. Las cosas eran diferentes en 2015, cuando las Naciones Unidas adoptaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para mejorar la vida de las personas y el mundo natural para 2030. Fue sin duda uno de los mejores momentos de la humanidad, con un compromiso mundial sin precedentes.

Muchos presupuestos nacionales estaban repletos de fondos. Los gobiernos acordaron tratados ambiciosos, como el acuerdo climático de París, el marco de Sendai sobre la reducción del riesgo de desastres y el plan de Addis Abeba para la financiación del desarrollo. Cinco años después, cuando la ONU celebra su 75 aniversario, ese ambiente de optimismo se ha desvanecido.

En otras palabras, los mismos cimientos sobre los que se construyeron los ODS han cambiado. El éxito de los mismos depende de dos grandes supuestos: el crecimiento económico sostenido y la globalización. COVID-19 los ha hecho trizas.